historias reales de terror

Publicado en por chemyrok

La dulce serpiente pitón relato de Terror y Miedo escrito por carol.


Los protagonistas, Carmen y Juan, eran una pareja que ya había entrado en la vejez, ambos tenían 73 años y empezaban a notar el peso de la soledad con lo que se decidieron ir a comprar una mascota. Pero no un animal de compañía cualquiera, como un perro o un gato...ellos querían algo menos convencional.
Y esa mascota especial resultó ser una hermosa serpiente pitón,a la que no les reultó nada difícil criarla. De hecho, llevaban una convivencia tan buena que la pareja le permitía recorrerse la casa a sus anchas sin necesidad de estar en un terrario, o también dormir junto a ellos, al lado de su cama y completamente estirada, algo que ellos interpretaban como una señal de cariño por parte de la serpiente a sus cuidadores.
Pero un día, la mujer notó algo en el comportamiento de su mascota y decidió llevarla al veterinario.
Verá, el problema es que lleva mucho tiempo sin comer, 15 días aproximadamente explicaba la mujer muy preocupada y no lo entendemos porque nosotros le proporcionamos la comida suficiente para un animal como él.
Entiendo, ¿y han notado algún otro tipo de comportamiento anómalo?, preguntaba el doctor.
Bueno sí, últimamente le da por subirse a nuestra cama y nosotros no podemos permitirlo porque nos aplasta. Antes lo que hacía era quedarse muy pegada a nosotros, al lado de la cama, y completamente estirada. No sé, nosotros lo interpretamos como una señal de cariño.
Desháganse de este animal lo antes posible les dijo el doctor muy alarmado si ya lleva dos semanas sin comer nada es que está preparando su cuerpo para tragar algo más grande de lo que le están dando por comida y el hecho de que duerma junto a ústedes y estando estirada...no es que sienta cariño, es que les está midiendo para que cuando llegue el momento pueda engullirlos a los dos.
carol

 

Pánico en la noche relato de Terror y Miedo escrito por Gloomy.


Lo que voy a contar me sucedió en el año 2.006 cuando me trasladé a Madrid a estudiar Medicina en su universidad. Estaba buscando un piso de alquiler barato por la zona céntrica, y cuando ya lo daba por algo imposible encontré la oferta de alquiler de una habitación, en pleno centro. No tenía pensado alquilar solo una habitación, y aunque el casero era un cincuentón desagradable el precio era tan bajo que decidí aceptar hasta que encontrara algo mejor.

Me instalé a los dos días y tras pasar una semana en aquel lugar, decidí que me marcharía lo antes posible. Como sospechaba, el casero era una persona detestable, con la que intentaba hablar solo lo imprescindible, y si podía evitar encontrármelo, mejor. Sin embargo, el no era el principal motivo. Había algo en aquella casa que me inquietaba. 

Era una extraña sensación que flotaba en el ambiente, y que me ponía los pelos de punta. En mi habitación, la temperatura siempre era más baja que en el resto de la casa, y por las noches me invadía una sensación de frío que me impedía dormir bien.

Todo crujía en aquel viejo caserón, y durante mis noches de insomnio podía escuchar el más mínimo sonido que hicieran los vecinos, el ruido lejano del ascensor, o el goteo de las cañerías. Me levantaba cansado y con ojeras, y apenas si podía estudiar por las mañanas de lo agotado que quedaba.

Una noche me acosté tarde después de haber pasado varias horas estudiando, y como de costumbre, no pude dormir. Me entretuve escuchando el soniquete de un lejano programa de televisión, que algún vecino tenía puesto. En aquel momento creí escuchar una respiración entrecortada, y asustado dejé de respirar de golpe. Esperé un segundo...dos segundos...tres segundos...debía haber sido mi imaginación…y entonces, la escuché de nuevo.

Era muy débil, casi un suspiro, y provenía del hueco de la cama que quedaba a mi izquierda. Me quedé paralizado como una piedra, escuchando aquella respiración entrecortada a menos de diez centímetros de mí. Tenía los ojos cerrados con fuerza, y el corazón latiéndome tan rápido que pensé que iba a darme un infarto. Una ráfaga gélida me recorrió el cuerpo entero, y me puse a temblar de forma incontrolada.

Aquello no podía estar pasándome, no debía ser real y sin embargo estaba ocurriendo. Aunque el pánico me dominaba logré convencerme de que se trataba de una pesadilla causada por el insomnio, y que no había nadie a mi lado. Intenté moverme, pero estaba tan aterrorizando que tuve que hacer un esfuerzo para girar la cabeza poco a poco hacia mi izquierda, y sentí como la corriente gélida me helaba la cara. Aunque el miedo me estaba corroyendo por dentro, conté hasta diez, abrí los ojos de golpe y…

Grité… grité con toda mi alma hasta desgarrarme las cuerdas bocales y hacer que mis alaridos resonaran por todo el bloque. Cuando el casero irrumpió en mi habitación yo aún estaba gritando en estado de shock. No podía quitarme de la cabeza lo que había visto… aquella mujer que me observaba con un gesto de terror indescriptible, y una mirada triste, tan triste…

El casero me hizo callar a guantadas, y logré controlarme un poco. Me extraño mucho que el casero no me pidiera explicaciones por tantos gritos; se limitó a echarme la bronca por armar ruido y se marchó otra vez a su habitación. No estoy muy seguro, pero juraría que lo noté nervioso, quizás demasiado nervioso.

A la mañana siguiente, yo aún seguía impactado por lo ocurrido por la noche, y me encontré al salir de la casa a Dolores, la única vecina del bloque que conocía, que me preguntó que tal me encontraba. Le respondí que bien, y estuvimos hablando un rato acerca del casero. Por lo visto, no le caía bien a nadie del bloque. Tenía fama de ser un maleducado y un violento, y al poco de estar hablando salió el tema de su mujer.

La pobre Carmen, la de palizas que tuvo que aguantar de ese cerdo antes de que dejarnos….Comentó Dolores

¿Como murió?.

La encontraron muerta en la habitación en la que duermes tú ahora. Dijeron que se había suicidado, pero a mi no me engañan. Estoy segura de que la mató su marido, y se las apañó para que pareciera un suicidio. 

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y subí corriendo a la casa a recoger mis cosas. No pensaba pasar allí ni un solo día más. Cuando ya lo tenía todo listo para irme, revolviendo entre los cajones encontré una vieja foto bastante descolorida. Por la parte posterior de la foto, podía leerse en una letra bastante mala:
Viaje de Carmen a Segovia, enero de 1.987

Se me heló la sangre al verla. Era ella, no cabía duda. La mujer que había visto cuando abrí los ojos, frente a mí, con su terrorífico gesto de terror, y su tristeza abrumadora. Guardé la foto en su cajón y huí de aquel lugar corriendo todo lo rápido que pude. Por temor a que me tomaran por loco no le conté lo que me había sucedido a nadie, y nunca más volví a saber de aquel casero, ni de su difunta mujer.

Tras esta experiencia tuve varias crisis de insomnio, no podía dormir y estuve estar en terapia psicológica algunos meses. Ahora que han pasado casi dos años desde que pasó esto ya lo veo como algo lejano, que parece no haber ocurrido nunca. Sin embargo, en algunas noches frías de invierno aún me parece ver en sueños los ojos muertos de aquella mujer, y escuchar su respiración entrecortada al otro lado de la cama…
El fantasma de la escalera relato de Terror y Miedo escrito por Rolldi.


Desde hacia muchísimo tiempo, sabía con seguridad, que entre los antiguos y descuidados muebles de mi casa y la melancolía reinante de cada habitación, una solitaria y torturada alma vagaba en busca de un consuelo. Sin encontrarlo, pasados numerosos años, su dolor se acrecentó hasta limites insospechados, haciendome notar con mayor intensidad su presencia. Muchas noches he pasado con la inquietud en mi sangre tras haber sentido alguna manifestación suya, de la índole que fuese y haberme hecho estremecer mientras que todos los habitantes cercanos a mi casa descansaban. Sin embargo, nunca tuve valentía para preguntar o gritar al fantasma, por miedo a estar loco o por propia vergüenza ajena, pero, si, lo sabía.

El lugar para mis adentros más odiado de la casa era la escalera principal, situado en el ala norte de esta, justo enfrente de las puertas delanteras, que conducían a todas las habitaciones de la casa, directa o indirectamente. Cada vez que me acercaba a ella, un sentimiento de desolación y tristeza asolaba mi frágil alma, obligándome a alejarme lo más rápido de ella y convirtiendo un simple camino a las plantas superiores en una ola de nerviosismo. Fue muy duro convivir con el fantasma y más con mi alma acongojada de su presencia, por lo que, desesperado, intenté encontrar alguna solución racional. 

Pensé que cambiando algún objeto de lugar el problema desaparecería, pero me equivoqué, el sentimiento de soledad y tristeza siguió persistiendo. Una noche, decidí cambiar algún objeto cercano a la escalera o que tuviese que ver con el recibidor. De hecho, no lo cambié por otro, si no que lo aparté a la habitación más recóndita de la casa y a la que menos accedía. Esa misma noche volví a escuchar los habituales ruidos con los que solía dormir, por lo que supe con seguridad que el procedimiento no había dado resultado. Tras vanos intentos con sillas, jarrones, esculturas y cuadros, di por terminado el trabajo y me puse a trazar algún plan para dar caza al fantasma.

Lo primero que se me vino a la cabeza fue la idea de dormir frente a la escalera para poder sentir mejor al fantasma, pero tenía realmente miedo, no estaba habituado a tratar con estos seres extraños y temía por mi vida. Pese al miedo, esa misma noche me dispuse a desplazar uno de los sofás del salón justo enfrente de la escalera, ya que la cama pesaba realmente mucho, y a colocar en uno de los muebles de trofeos unas cuantas velas para no quedar en completa oscuridad durante la noche.

Hacia las once de la noche, cuando por entonces ya había oscurecido debido al invierno, los ruidos comenzaron. Yo ya me encontraba tumbado, con la inmensa escalera como guardián y cinco velas iluminando parte de esta. El resto de la escalera no era visible, pero los ruidos si eran audibles, de hecho, perfectamente y provenientes de la parte alta de la escalera. No sabía de que se podía tratar.Quizás sea un ratón o el crujir de la antigua madera Pensé para tranquilizarme, pero los ruidos no cesaban ni un momento. Mis sospechas se vieron fundadas tras permanecer un largo rato escuchando. Era la madera la que crujia, de hecho, el continuo ruido me llevó consigo a la profunda inmensidad del sueño, encontrandome a la mañana siguiente perfectamente descansado pero sin un dato fiable al que aferrarme en la busqueda de un nuevo plan para dar caza al fantasma. 

Tardé largos ratos pensando, entre el café de primera hora de la mañana y el precioso espectáculo que formaba el atardecer en el horizonte, para tramar mi nuevo plan. Esta vez debía ser lo más cauteloso posible ya que tendría que ocultarme de su "vista" para no alertarle. Mi plan consistía en, básicamente, intentar captarlo con mi linerna. Durante la noche rondaría aldedor de la escalera y el recibidor con sumo cuidado y con la linterna apagada hasta notar su presencia, cuando entonces, yo encendería la linerna rápidamente y lo captaría averiguando quien es y librandome de la duda que tenía desde hace años.¡Si! ¡Era buen plan!

Aquella noche, con el estómago lleno de cafés para matar el insomnio, me aventuré cercano a la escalera con la linterna apagada. También cuidé de no dar pasos que pudieran ser audibles fácilmente por el fantasma. Cruzé, delante de la escalera, el recibidor y entré por un largo pasillo situado a la derecha del recibidor. Aquello más que una escalera parecía una tenebrosa cueva. Lentamente, empecé a andar por el pasillo mientras mi corazón palpitaba más intensamente que nunca y comencé a divisar algo que se movía al fondo de este. No sabía lo que era y ese sentimiento de miedo se vió reforzado por las numerosas estatuas medievales y barrocas que colgaban de las paredes donde un fino hilo de luz iluminaba sus demoníacas caras y me atormentaban persiguiendome hasta el interior de mi subconsciente. Yo, mientras tanto, seguía dando lentos y forzados pasos dejando tras mía la escalera y adentrándome en el pasillo. Aquella cosa seguía moviéndose y no se cansaba nunca, describiendo una parábola en el aire; pero ya la veía. Era una especie de sustancia poco densa y de color blanquecino, que flotaba en el aire que con mis restados pasos se fue diluyendo hasta desaparecer completamente. Ahora solo quedaba la oscuridad de la noche acompañada por aquellos filos hilos de luz, que habían cambiado de intensidad, pero que seguían iluminando las caras de las estatuas y dándoles esa faz demoníaca. Sin saber porque, un arrebato de miedo surgió en mi alma haciendome encender la linterna y salir corriendo de ese pasillo. Llegué a mi habitación y me lancé a la cama para descansar de la experiencia.

Al día siguiente ya me encontraba mucho mejor pero seguía pensando en lo pasado la noche anterior y mi corazón se seguía sobrecogiendo al recordar las caras de las estatuas. Sus rasgos faciales eran acentuados, tenían la barbilla puntiaguda y los ojos en un tono agonizante, cuyas pupilas parecían las de un loco en éxtasis.

No me atreví a intentarlo esa misma noche, si no que decidí esperar a la noche siguiente para aventurarme en la escalera. Mi impaciencia porque llegase la noche siguiente contrastaba profundamente con el terror que días antes carcomía mi espíritu. Tenía una gran curiosidad pero una ráfaga de intuición me indicaba que en estos fenómenos había algo que yo ya conocía pero no recordaba. En este instante me vinieron a la mente, por segunda vez, imágenes de las terroríficas caras de las estatuas, haciendome creer que eran las propias estatuas las que se introducían en mi subconsciente para aterrarme, o quizas, fuesen ellas mismas las que provocaban los ruidos en mitad de la noche y hacían levitar algunos objetos. Seguramente querrían aterrorizarme para quedarse ellas solas con la casa. ¡Querrían ocupar cada una de las habitaciones con sus diabólicas presencias y aterrorizandome pretendían cumplir con su cometido! Fuera como fuese, no podía permitirlo y esa misma noche desplacé uno de los sillones al recibidor; sin preocupaciones llevé, de nuevo, unas velas y me senté en dirección a la escalera con la mirada desafiante.

Pasaron las horas y me quedé dormido. Los largos ratos de silencio me sumieron en lo inevitable y más esperado, el sueño. De pronto, algo extraño me despertó en mitad de la noche. Era un ruido seco, pero lo suficientemente fuerte como para hacer que me despertara. Mientras me ponía en pié, con la mirada fija en un punto de la escalera, un vapor blanquecino que parecía proceder de todas las estancias circundantes, formó en uno de los rellanos un montoncito, que a medida que pasaban los segundos iba vislumbrando lo que parecía ser la cara de una persona. Era muy bella, pero aún le quedaban los ojos y la boca. Cuando estos se formaron, el terrormás absoluto invadió mi alma. Di dos pasos atrás, rápidamente, y tropecé con el sillón cayendo de espaldas. Esa cara, esa cara...¡Era la de mi difunta esposa! ¿Qué hace aquí mi esposa? ¿¡Qué podría querer de mí!? 

Sin que pasasen más de dos segundos, tirado todavía en el suelo, rompí a llorar y recordé por primera vez desde aquel día lo que había sucedido entre nosotros. Le confesé entre lágrimas lo que hice y le dí explicaciones más que suficientes para que me perdonase, pero yo sabía bien que lo que hice era imperdonable. 

Mi esposa solía cada noche, debido a su sonambulismo, dar paseos por casa , y especialmente, por la escalera porque según ella estaba maldita y necesitaba ser bendecida. Pese a sus advertencias, no me la tomé en serio y seguí viviendo tranquilamente sin prestarle atención. Su grado de obsesión llegó a límites insospechados y la llevé a un psiquiatra, pero no consiguió curarla y su problema nocturno se convirtió en, también, diurno. Una noche llegué a casa completamente borracho y la ví ahí , dando vueltas por la escalera en plena apoteosis sonanbulista, cuando en un arrebato de ira y sin pensarlo dos veces... La maté.
Un vaso con agua por favor leyenda urbana de la sección Leyendas Urbanas escrita por Paula Roperti.


Un grupo de amigos de no mas de 10 años estaban jugando en la casa de uno de ellos . Suena el timbre y uno de ellos atiende la puerta, era una niña de no mas de 8 años que pasó a pedir un vaso con agua, el niño amablemente fue a la cocina para buscar un vaso y dárselo pero al regresar la pequeña ya no estaba. 
Tres días después suena el timbre, el niño abre la puerta y era la misma niña de la otra tarde, le preguntó por que se había ido pero ella no le respondió, le pidió un vaso con agua. El niño algo confundido fue a buscar lo pedido pero al volver se dio cuenta que no estaba, el ya creía que era un chiste y cerró la puerta con furia.
5 minutos mas tarde vuelve a sonar el timbre pero esta vez era una mujer llorando, le preguntó a el si había visto a su hija, ella le mostró una foto de la niña que venía a pedirle el vaso con agua y el niño sorprendido le cuenta que la vio, al parecer llama la policía al teléfono de la mujer informándole que encontraron su cuerpo y ella sin decir nada se retira de la casa. 
Al día siguiente el jugaba con sus amigos como todos los fines de semana. Otra vez se escucha el timbre, quién era?, La niña pidiendo el vaso con agua el va a buscar el vaso y encuentra a su peluche con un cuchillo clavado en él, asustado tira el vaso y cuando vuelve la niña no estaba, cierra la puerta y sube alterado a su habitación con sus amigos pero, cuando llega, ellos ya no estaban allí. Miró por las ventanas para ver si se habían ido pero se dio cuenta que sus ventana se volvieron de plástico y al cerrarse la puerta aparece ella... 
Detras de la pantalla leyenda urbana de la sección Leyendas Urbanas escrita por Grace Allen.


"No creas todo lo que dicen", muchas veces somos victimas de lo que vemos o escuchamos, caemos totalmente en las mentiras de la gente. A veces aprendemos la lección y no volvemos a caer en la misma trampa, otras veces, seguimos haciéndolo sin darnos cuenta de cual fue el error. ¿Pero que pasaría si después de aprender la lección, alguien te demuestra que no todo lo que ves es falso?

Mi nombre es Isabel, pero prefiero que me llamen Bel para acortarlo. Soy una niña normal de 16 años que le gusta pasar un buen susto de vez en cuando, por eso suelo buscar por Internet algún relato que me erizó los pelos, pero después de haber leído tantos deje de creer en ellos, y perdieron su gracia poco a poco.

Un día, encontré una extraña leyenda urbana que decía que si te metías a cierta pagina a cierta hora, una mujer te vendría a visitar y te arrancaría los ojos. Por supuesto, yo no creí en esa historia, "ya no saben que inventar" me dije, y lo deje. Se lo pasé a una de mis amigas, pareció entusiasmarle, y me retó para que hiciera lo del relato. Mi ego no me permitía quedar mal parada en ese reto, así que acepte, y me vi forzada a estar sola frente a un monitor, con las luces apagadas, a media noche y a punto de entrar a esa pagina. Debo admitir que me dio miedo, ¿Y a quien no? Espere los segundos exactos para entrar a esa pagina, y al ver los cuatro ceros en la hora del monitor, apreté el botón "actualizar" del navegador.

"Esta pagina Web no esta disponible" 

¿Lo habré escrito mal? Antes de que se acabara el minuto de la media noche, lo intente varias veces y nada, aparecía otra pagina, un error, nada, ¡Nada! Esa supuesta pagina no existía, solo era una leyenda urbana.

Luego de hacer una foto para que mi amiga me creyera que cumplí con el reto, me puse a dormir como siempre. Al día siguiente, le mostré la foto y me gane la admiración de los que no se atrevieron a entrar, pero uno de ellos parecía no importarle, no era que el también lo hubiese hecho, sino que decía que yo realmente no había demostrado nada, ya que eso no era "real".

"Haz oído hablar de ¿La noche de los que lloran?" dijo, me dio un papel con la dirección de una pagina Web muy extraña, estaba escrita con letras y números, no podía entender lo que decía. Bajo la dirección habían unas instrucciones, decían que debía entrar con las luces apagadas, a media noche y totalmente sola. "Clásico" me dije, esto no era nada nuevo para mi, luego de leerlo varias veces, vi una frase que no había visto antes ya que estaba con una letra muy pequeña "Debes entrar completamente sola", me extrañe, al parecer era importante ese punto, como sabia que solo era una leyenda urbana solo lo arrugue y lo guarde dentro de uno de mis bolsillos. 

Tiempo después, vi una noticia realmente extraña en la televisión, una persona había muerto frente a su computador, cualquiera diría que no tenia nada de especial, si no fuera que esa persona tenia medio cuerpo pegado a la pantalla del monitor "Es como si alguien hubiese roto el vidrio de una ventana y lo hubiese tirado de los brazos desde adentro, para luego volver a poner un vidrio en medio de su cintura y dejarlo atrapado", nunca había visto algo así, pero lo que luego oí fue lo que me dejo petrificada "Luego de buscar el historial en su equipo, descubrieron que la ultima pagina en la que se había metido fue una extraña Web hecha de números y letras, nadie sabe aun su significado".

Al instante recibí una llamada, era mi mejor amiga diciendo que vendría corriendo a mi casa. Cuando la veo llegar, llega desesperada diciendo que había encontrado algo "Fascinante" que yo debía ver. Entramos a mi habitación y se puso a buscar en Internet la dirección que me había dado esa persona, aparecieron un montón de foros y otras paginas en que alertaban a la gente "No entre a esa pagina" "No se arriesgue" "Mi tío se murió por culpa de esa pagina", millones de personas tratando de que nadie entrara a esa pagina Web.

"¿Y tu crees que si a ellos les hubiese pasado algo malo, estarían allí alertando a los demás?" Nadie dijo nada acerca de que era lo que uno veía al entrar a esa Web, ni porque estaba escrita de esa forma. 

No pude evitar sentir miedo al ver todas esas advertencias, mi amiga parecía muy entusiasmada "¿Que tal si probamos nosotras esta noche?". Cuando dijo eso, asentí al instante, como un acto reflejo, trate de negarme de inmediato, pero me siguió insistiendo, no me quedaba otra, debía asumir y entrar en esa pagina.

Esperamos que se hiciera de noche y nos pusimos a probar entrar en esa pagina, comprobamos varias veces que estuviera bien escrito, pero solo aparecía un mensaje de error "Esta pagina Web no esta disponible". Quizá fuese como la otra Web, donde solo se podía entrar a medianoche. Una vez que vimos los cuatro ceros, entramos a la pagina. Solo había un fondo negro, y unos números en la esquina inferior derecha de la pagina. No había ningún botón que nos llevara a la pagina siguiente, nada, solo esos números que subían muy lentamente.

Mi amiga empezó a desesperarse, chiqueó como loca toda la pantalla, pero solo logro soltar el pequeño botoncito del mousse, que lo tenia fallando desde hace mucho tiempo "Vaya porquería de pagina", dice, y se levanta, dejándome sola en la habitación, antes de que saliera, tomo el mousse para buscar si había algo que ella no logro encontrar, y cuando paso el puntero sobre los números, aparece un mensaje escrito en blanco en medio de la pantalla.

"B13NV3N1D0"

Llame a mi compañera para que viniese a ver lo que había encontrado, volvió corriendo y se sentó a mi lado como estábamos antes. chiqueó el mensaje y nos llevo a una nueva pagina, tenia también el fondo negro, y había un pequeño mensaje en el centro que decía algo así como "¿H45 V3N1D0 C0MPL3T3T4M3NT3 S0L4?", y dos opciones abajo que ponían "si" o "no". Mi amiga ni siquiera me preguntó, puso "Si", apareció otra pantalla completamente en negro, y se quedo allí por bastante tiempo. Nos miramos por un rato, tratando de adivinar que era lo siguiente, pero un chillido ensordecedor nos hizo devolver la vista a la pantalla, solo había un mensaje que decía "¿P0RQU3 M13NT35?", nos llevamos las manos a los oídos, mi amiga suplicaba que apagara los parlantes, pero yo siempre los tengo apagados, me puse a buscar una manera de apagar el sonido, trate de cerrar la pagina, pero el botón "X" no estaba, apreté el botón de apagado, trate de desconectar el computador, pero el chillido no cesaba, Tratamos de salir de la habitación, pero el chillido era tan fuerte que apenas podíamos mantenernos en pie, cuando el chillido cesó, una imagen apareció en la pantalla, mi amiga, que aun estaba sentada frente al monitor, se puso a gritar.

Era la imagen de una persona, tenia la piel muy blanca, no tenia cabello ni boca, pero de alguna manera parecía que estuviese sonriendo. Mi amiga trato de levantarse y salir corriendo, pero lo que vi a continuación fue lo que no es posible explicar con palabras. El extraño ser saco ambos brazos por la pantalla del monitor y tomo a mi amiga de los suyos, la empezó a tirar hacia adentro, yo trate de ayudarla, la tome de la cintura y trate de mantenerla conmigo, pero solo logre mantener sus piernas fuera, la pantalla se puso en negro nuevamente, y se quedo allí, con medio cuerpo fuera de la pantalla. había dejado de patalear, ya no se movía. Me di la vuelta para ver si el resto de su cuerpo estaba al otro lado de la pantalla, nada, no había nada detrás del monitor, era como si una trituradora la hubiese destrozado. Salí corriendo a buscar ayuda, nadie me creyó lo que vi.

¿Y quién me iba a creer? 

Luego de muchos años, comprendí que hay cosas inexplicables en este mundo, y algunas cosas que no tienen por que ser ciertas. Desde ese día, cada vez que encendía el monitor, recordaba las escenas que vi ese día, pensaba en lo que pude haber hecho y no hice para ayudarla, que pude haber tomado en serio las advertencias que me dieron...

Una vez me dijeron que no todo lo que decían era cierto, que no todo lo que mostraban era real.

...Ahora debo vivir con las consecuencias.
La chica del baile leyenda urbana de la sección Leyendas Urbanas escrita por Fehelf.


Era la década de 1960 aproximadamente, en Argentina, la ciudad de Buenos Aires, un chico salió a bailar y conoció a una chica, al salir del baile, hacía frío en la calle, entonces como la chica no tenía abrigo, el chico le dió el abrigo de él, y le dijo que al otro día pasaría por la casa de la chica para buscar el abrigo, ambos se fueron a sus casas.
El otro día, a la mañana, el chico pasó por la casa de la chica, tocó el timbre y salió la madre de la chica, y le preguntó que necesitaba o a quién buscaba, el chico le dijo hola, busco a una chica que salió a bailar anoche y como hacía frío le preste mi abrigo, creo que su nombre era, emmm, ¿Romina? .
La mujer se quedó mirándolo y le dijo Romina se llama mi hija .
El chico se arregló el pelo y le preguntó ¿ella está ahora? .
La mujer lo miró con cara de no entender nada y le dijo mi hija murió hace 5 años en un accidente automovilístico, está enterrada en el cementerio de la Recoleta .
El chico la mira boquiabiero y le dice ¿es broma? .
La mujer entra a la casa y le da un papelito donde decía un número y letra de tumba.
El chico, asustado, se va corriendo al cementerio, busca la tumba de la chica, y mira una lápida que decía "Romina Lucero" Nacida el 20/06/1941 Muerta el 06/10/1955, y colgada de la lápida, el abrigo del chico...
Fehelf

El árbol de la niña leyenda urbana de la sección Leyendas Urbanas escrita por Ángel de luz.


Respecto a la leyenda de la chica de la curva, hay una versión conocida en una comarca de Tarragona que vuela sobre las mentes de los adolescentes. 
En el tramo que comprende Les peces-Albinyana, hay un árbol conocido como "el arbol de la niña" 

Hay varias versiones y se asemejan a las citadas en su relato. 

Una es que iban dos chicos en una moto y al pasar por la curva donde se encuentra el árbol creyeron ver una chica ahorcada en él, tuvieron un accidente por el impacto y quedaron malheridos falleciendo poco después (llegan a decir que lo que colgaba no era nada más que una bolsa de basura...) (también se dice que era una chica a la que habían violado, cosa que la gente se cree menos). 

Otra versión es que esa chica aparece de vez en cuando porque dicen que murió ahí. 

Tengo que añadir que es un tramo que muchos adolescentes realizan andando en verano bien entrada la noche. 

Nunca más ha pasado nada y creo que nadie tiene pruebas sobre lo que ocurrió diciendo que sólo es una leyenda para asustar a los chicos, pero la gente sigue teniendo mucho respeto a esa curva y a ese árbol y son muy pocos los que se atreven a ir solos andando por la noche por esa carretera (los que lo hacen procuran no mirar). 

A mi alcance no están los medios necesarios e incluso la ignorancia me impide investigar los hechos, por lo que alguna vez me gustaría saber si realmente fue cierta esa historia...
Ángel de luz

El silbón leyenda urbana de la sección Leyendas Urbanas escrita por thenemesis1998.


Cuenta la leyenda que El Silbón recorre la región llanera con un silbido que estremece al ser escuchado. Confunde, pues cuando se escucha cerca es porque está lejos, y viceversa.
La señal confirmatoria de que el espíritu ronda el vecindario es un característico ruido de huesos que chocan unos con otros.
Se cree que los lleva en un saco, al hombro. Unos piensan que son los huesos de sus víctimas más recientes; otros, que pertenecen a su propio padre.
Para cuando se alcanza a oír el "craccrac", sin embargo, tal vez es demasiado tarde.
Cuentan que hubo una vez un joven que descubrió que algo extraño estaba pasando entre su padre y su esposa.
Unos dicen que el viejo le pegó a la joven. Otros sostienen que la violó.
"Lo hice porque es una regalada", fue la explicación que el viejo dio a su hijo.
La leyenda sigue con que el joven estalló en furia, y se enfrascó en una pelea a muerte con su padre.
De los dos, el padre llevó la peor parte. El joven le asestó un fuerte golpe en la cabeza con un palo, que lo tumbó en el suelo, donde el hijo se le abalanzó y lo ahorcó.
El abuelo del joven, que escuchó de la pelea, fue en busca de la víctima, a todos los efectos, su hijo. El abuelo juró castigar al joven, su propia carne y sangre, por el horrendo crimen que había cometido... contra su propia carne y sangre.
Poco tardó en encontrarlo. Entonces lo amarró y le propinó una andanada de latigazos con un "mandador de pescuezo", típico del llano.
"Eso no se le hace a su padre...Maldito eres, pa´ toa´ la vida", le decía.
Para completar la sanción, le frotó ají picante en las heridas y echó al perro de nombre Turéco para que lo persiguiera. Hasta el fin de los tiempos le muerde los talones.
Versión 1 del Silbón
Hay otra versión sobre los orígenes de El Silbón, pero no es más "amable".
El Silbón era un joven consentido, a quien un día se le antojó comer "asadura" de venado (el hígado, el corazón y el bofe del animal).
Para complacerlo, su padre fue de cacería. Pero la jornada estuvo mala. Como se tardaba, el joven salió a buscarlo. Cuando lo halló con las manos vacías, decidió matarlo y sacarle la "asadura".
El abuelo juró castigar al joven, crimen que había cometido.
El hijo entregó las entrañas a su madre para que se las cocinara. Como no se ablandaban, la señora sospechó y avisó al abuelo.
El látigo, el ají y el perro entran a escena igualmente en esta historia. Son las armas con las que el llanero se defiende de El Silbón, pues huye de ellas como de la peste.
Se cree que le succiona el ombligo a los borrachos. Y que para con los mujeriegos, no tiene piedad: que cuando tropieza con uno, lo vuelve pedacitos y le saca los huesos.
thenemesis1998
Rolldi

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